Primeras impresiones
Comencé a leer este libro la noche del martes 27 de mayo. Ciego a toda advertencia: el título, los ornamentos lúgubres, Saturno devorando. La tipografía gruesa, angulosa, picuda. Es que Andrés me ha inspirado muchas cosas. De todo menos temor. Hasta ahora.
No hay nada más horrible que la disyunción entre las lógicas de dos mundos: uno humano y otro inhumano. Con esto me refiero al sentido de los hechos. Porque el mundo inhumano trae consigo los elementos, la noche, la bestia, el riesgo al mundo humano. Porque la humanidad produce una masiva indiferencia movilizándose de súbito.
Catorce prosas y diecinueve poemas barajados para estimular el cerebro. Hemos hablado de eso. Porque Andrés sabe cosas en una clave bastante suya. Mediación software/hardware. Caja negra. Pensadora electrificada. Cuerpo, mente. Las fuerzas y sus direcciones. La morfodinámica de la pesadilla. Pregunta para llevar a la almohada: ¿por qué no habrías de temer a un magnético y membrudo maestro de las artes marciales versado en anatomía, neurobiología y poesía?
La gran mayoría de sus cuentos son breves. Los menos, brevísimos. Síntesis. Un lenguaje tendinoso, con virtud de atmósfera súbita a fuerza de coherencia estructurante en puntos clave. También está el aspecto naturalista, de alguien que se deja asombrar por la vida en los ecosistemas. Habla un idioma que invita a saber un poco más acerca del mundo en que vivimos. A buscar, a encontrar, a imaginar. Y tal vez a temer. A sugestionarse.
A veces encuentro un cuento sugerente, misterioso, oscuro. Otras un cuento brutal, carnal, sórdido. Otras un cuento sangriento, perverso, macabro. Otras un cuento inquietante, turbador, espantoso. Otras un cuento angustioso, sugestivo, delirante. Todo entretejido entre sucesos enjundiosos, jugosos, orgánicos.
Segundas impresiones
Tiene algo de álbum, repositorio, colección. Eso por el lado de los cuentos. Y la poesía actúa como tejido conjuntivo, perfeccionando esta pesadilla. Y el dolor celebrado, estallando orgulloso. Una ligereza escalofriante aplicada a la fragilidad del cuerpo.
Todo tiene su naturaleza. La naturaleza de una araña y la de una turbina. La naturaleza de un animal marino y la de una bomba nuclear. La naturaleza del afecto y la de una nueva revolución robótica. La naturaleza de la circulación del aceite y de la circulación de la sangre. La naturaleza del agua y la de la porquería. La naturaleza del hueso y la del proyectil.
Aparece la singularidad antihumana, la conciencia nerviosa y el hecho espiritual. ¿Quién dijo que no se puede estar con Dios y con el diablo? Las mitologías de la modernidad se barajan con las de antaño. El riesgo es protagonista. Y tú, computadora de carne y grúa desbocada ¿Dónde tenías metidos todos estos horrores?