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Salvaguarda: presentando a Alejandro Concha M. en el lanzamiento de su nuevo poemario


Escritores IJN y ACM lanzando Salvaguarda en Centro Cultural Hualpén.

Las conversaciones con Alejandro, el poeta de Lota, son largas y emocionantes. Sin embargo él se las arregla volverlas además conducentes y convenientes para ambos. Se nos hizo un poco tarde, aunque no tanto. ¿Es esto una señal? No siempre es tan claro estar todavía en tiempo de poetas, donde el mundo de la vida y las estrategias del individuo comprenden un hecho efímero frente a la conducción titánica del sistema. Tal vez todos llegamos tarde. De la ruina hablaré al final.

El Centro Cultural de Hualpén es un espacio de afectividad en el más amplio sentido de la palabra. En este caso hay que hablar de lo puro bueno. Porque les debo mucho. Entre otros motivos, por esto he hecho una pausa en mis apariciones semanales. He querido madurar en algunos aspectos de mi quehacer, volverme otra cosa. Quisiera algún día poder devolver la mano con hechos de valor, dije. En esta ocasión tuve la fuerte impresión de volver junto a Alejandro para entregar un comentario telúrico, una reflexión contundente que fue muy bien recibida. Con el cariño de siempre por parte de la señora Miriam Leiva y su taller literario.

Decir que no he tenido otra escuela que la vida en lo que toca al protocolo sería mucho, porque soy nativo digital. Me puedo culpar muy fácil por no profundizar en estas artes. Pero hay otras artes que me saben seducir mejor: la teoría social, el oficio de escribir. Esto es lo que primó en la presentación, así como también el haberme familiarizado con bastante proximidad con la obra que espero comentar también en profundidad pronto.  

No tengo pruebas, tampoco dudas: Salvaguarda es un libro con más anécdotas de las que Alejandro va a contar en sus lanzamientos. Por suerte me tiene a mí para revelar todos sus secretos. Bromas aparte, escribí el epílogo de Salvaguarda un poco confundido. Si Alejandro me hubiese dicho lo que me dijo cuando ya la presentación se hubo terminado (solo necesitaba un prólogo para ponerlo al final) habría dispuesto de algo distinto. Sin embargo me esforcé por hacer un anti-prólogo cayendo en mi propia trampa. Spoiler: salió bien. Por otra parte además todo tiene su plazo, por lo cual es una experiencia distinta a esa paciencia que se tiene con el objeto poético de verlo madurar hasta caer en su estado ideal.

Nombre clave del epílogo o postfacio: not-prólogo vegano para ACM. Nombre oficial: Palabras para ir más allá. Mucho más elegante, así como también apegado al interés que me movió a darle un aire conceptual, de caja de herramientas, de juego de llaves. Intenté ser el lector comprometido que todo escritor quiere para su obra. También quise predicar con el ejemplo: a todo aquel que tenga la oportunidad de sumergirse en este trabajo, demostrar que tiene derecho a una palabra adicional. Los poemarios tienen o no tienen potencial memético. Este tiene muchos memes pendientes de hacer circular y permear la cultura. Es un poemario que mide la realidad a partir de sus propios códigos y temas. Es un excelente candidato al premio que es circular en la memoria de un pueblo vivo.

La poesía sabe extremar, y Salvaguarda se sirve de esta cualidad para llevar más allá de los límites esperados un sentimiento que antes de la poesía es un hecho localizado, pero que después de la poesía es la máquina de hacer ruinas por todo y para todo. Incluso para hacer ruinas con la pura contingencia. La contingencia es una paradoja productiva. Una forma de dos lados, dos cosas que forman una unidad en su diferencia: lo posible y lo concreto. La máquina de hacer ruinas apresura el tiempo invitándolo a un apocalipsis que se desvanece en el aire.

Saludando a la juventud de cada lector necesario.