Primeras impresiones Comencé a leer este libro la noche del martes 27 de mayo. Ciego a toda advertencia: el título, los ornamentos lúgubres, Saturno devorando. La tipografía gruesa, angulosa, picuda. Es que Andrés me ha inspirado muchas cosas. De todo menos temor. Hasta ahora. No hay nada más horrible que la disyunción entre las lógicas de dos mundos: uno humano y otro inhumano. Con esto me refiero al sentido de los hechos. Porque el mundo inhumano trae consigo los elementos, la noche, la bestia, el riesgo al mundo humano. Porque la humanidad produce una masiva indiferencia movilizándose de súbito. Catorce prosas y diecinueve poemas barajados para estimular el cerebro. Hemos hablado de eso. Porque Andrés sabe cosas en una clave bastante suya. Mediación software/hardware. Caja negra. Pensadora electrificada. Cuerpo, mente. Las fuerzas y sus direcciones. La morfodinámica de la pesadilla. Pregunta para llevar a la almohada: ¿por qué no habrías de temer a un magnético y membrudo...
Las conversaciones con Alejandro, el poeta de Lota, son largas y emocionantes. Sin embargo él se las arregla volverlas además conducentes y convenientes para ambos. Se nos hizo un poco tarde, aunque no tanto. ¿Es esto una señal? No siempre es tan claro estar todavía en tiempo de poetas, donde el mundo de la vida y las estrategias del individuo comprenden un hecho efímero frente a la conducción titánica del sistema. Tal vez todos llegamos tarde. De la ruina hablaré al final. El Centro Cultural de Hualpén es un espacio de afectividad en el más amplio sentido de la palabra. En este caso hay que hablar de lo puro bueno. Porque les debo mucho. Entre otros motivos, por esto he hecho una pausa en mis apariciones semanales. He querido madurar en algunos aspectos de mi quehacer, volverme otra cosa. Quisiera algún día poder devolver la mano con hechos de valor , dije. En esta ocasión tuve la fuerte impresión de volver junto a Alejandro para entregar un comentario telúrico, una reflexión contu...